lunes, 28 de marzo de 2011

Pequeño Vals Vienés

Y entonces vuelvo a escuchar el vals de mi boda.
De una que vendrá; tarde, como hago yo.

Ésta, mi canción, que prometí que no iba a compartir, que nadie conocería.
Pero observo que los simples pasos del "pequeño" los das conmigo.
Pero eso sí, te remarco: "escucha, querido, te la presto, pero es mía".


Y así pasan nuestros días; no en Viena, ¡qué mas quisiera!
Paso a paso, desamor tras desamor.


El otro día, cuando unas pequeñas hojas caían del arbolito que rescataste, pensé:
"No encuentra su sitio en el salón, y encima pierde su esencia"
Pero veo que no, que sigue ahí, que encontró su sitio en mitad de tu reino, tu casa.
¡que comparte tu vida en mitad de lo tuyo, cuando antes ni lo conocíamos!

El alto árbol tiene mi estatura. Algunas de sus hojas rozan el rubio de mi pelo. A veces ensucia el salón. Pero sé que no lo vas a tirar.

El violín acerca sus últimas vibraciones. AB nos deleita con sus ecos finales.

¡Porque te quiero, te quiero te quiero!

El vals toca su fin. Soy feliz. Y hoy no es el día de mi boda. Es el momento que tengo todos los días cuando recuerdo la primera vez que vi el árbol en tu salón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario