sábado, 23 de abril de 2011

Movimiento

Voy subido en una noria
que está parada.
El mundo es el que da
vueltas a mi alrededor.

De fondo solo se oye,
un quejido:
Hondo, seco, lastimero.

Me detengo.
Me siento en una plaza y miro.
Intento, en vano, actuar como
todos los hacen aquí.

Quiero darle de comer a una paloma
- No tengo comida -
Quiero patear un balón
- Y nadie me lo devuelve -

A veces un tambor sordo
marca el paso de mi movimiento.

Mi mente imagina
que poco a poco
se eleva el sonido de un instrumento de cuerda.

Vislumbro entonces que
la percusión sin acordes
no es suficiente.

Por eso la imagino.
Por eso anhelo un virtuoso.

Analizo: ¿debo escapar?

Me masturbo con una huída a paso de malagueña.
Cuesta abajo.
Los hombros descubiertos.

¿Y qué diré luego?
¿Por qué me fui?
¿Para estar solo?
Ya estoy...

Por eso me quedo.

Porque el paso que elegí
no dura.
Siempre retrocede.

Porque la soledad no mata.

Porque si intento vivir en el presente
el pasado está conmigo.
Porque para imaginar un futuro
tengo que observar a mi presente.

Porque cuanto más me sujeten,
más ganas tendré de escapar.

Estoy libre de ataduras.

Entiendo entonces el quejido.
Ése que era hondo, seco y lastimero.

Y le hago caso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario